lunes, 25 de febrero de 2008

RAYAS EN LA CIUDAD


¿A quién no le daña esta imagen en la retina? ¿No se ve algo antinatural en estos animales? No son domésticos, son salvajes o deberían serlo, se pasan la vida encerrados en carromatos que los llevan de un lado a otro, después los bajan, los tienen de esta manera, hacen algún número en alguna pista de mal gusto del Circo y después nada, al mismo recinto vallado, al mismo carromato, y a viajar de nuevo hasta otro lugar lejano de su propio hábitat. ¿Qué se consigue con esto? ¿Quién puede divertirse viendo a estos animales obligándoles hacer números no naturales de su especie? ¿Porqué no están en las sabanas de África junto con las jirafas y elefantes que todos hemos visto por televisión? ¿Por qué tienen que ser sometidos a esta sinvergonzada humana?.

El hombre no tiene límite en su poder por dominar todo lo vivo. También lo hace consigo mismo. Mucho tenemos que aprender de los que no tienen voz, mucho tenemos que avanzar en nuestra vida si es que lo logramos, para poder tener compasión y comprender que esta no es forma de tratar a la vida.

¿Se llegará a arrepentirse algún día el ser humano de tanto dolor que nace a su alrededor, por donde pisa, por donde llega su sombra, en todo aquello que toca?

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